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Aragón no es un territorio especialmente proclive a las invasiones biológicas si lo comparamos con regiones próximas. La gran abundancia y elevado número de especies invasoras en grupos como el de los cangrejos y especialmente los peces, está muy ligado a la importancia y tradición de la pesca como actividad deportiva en Aragón.
En Aragón, una de las especie invasora con mayor impacto ecológico y económico es el mejillón cebra, con gastos estimados en 5 millones de € anuales. El mejillón cebra no sólo es capaz de transformar el ecosistema acuático y poner en peligro a otros moluscos, también obstruye todo tipo de tuberías y causa importantísimas pérdidas económicas en redes de abastecimiento, de regadío o de industrias. Junto con la almeja asiática, también ampliamente distribuida en Aragón, estos dos moluscos invasores amenazan la supervivencia de la náyade auriculada, en peligro de extinción.
Otros ejemplos:
El caracol manzana genera gravísimos daños de millones de euros en los arrozales del Delta del Ebro y podría alcanzar nuestra región por medio del trasiego de maquinaria agrícola desde el Delta hasta nuestra región.
El visón americano es la principal causa de desaparición del visón europeo, al que ya se le considera en grave peligro de extinción en todos los países de Europa.
El galápago de Florida compite con mucha eficacia y desplaza a los dos galápagos autóctonos, el europeo y el leproso, por ser más voraz y agresivo.
Contamos además con la presencia del ailanto, la mimosa, la opuntia, el galápago de Florida, la cotorra de Kramer, la malvasía canela, picudo rojo, avispa asiática, mosquito tigre, mosca negra, mejillón cebra, almeja asiática, cangrejo americano, black bass, siluro, rana toro, galápago de Florida, cotorra argentina, malvasía canela, visón americano, mapache, coipú, hurón, ailanto, carrizo de la pampa, chumbera, helecho de agua, camalote etc etc
¿Hay especies exóticas invasoras en nuestros espacios protegidos?
Si, recientes estimaciones elevan unas 200 el número de especies exóticas registradas en la Red de Parques Nacionales, un dato más que sorprendente. Los efectos combinados del cambio climático y las invasiones biológicas son especialmente preocupantes en estos espacios. Por ejemplo, las especies protegidas, sobre todo las endémicas, suelen tener rangos de distribución limitados y una elevada sensibilidad a cambios ambientales. Por otro lado, las modificaciones en los hábitats generadas por las EEI pueden exacerbar los efectos negativos del cambio climático.
En el Parque Nacional de Ordesa podemos encontrar tan solo una especie exótica: el salvelino. Esta especie se introdujo como recurso alimentario, pero hoy en día no se explota. Es una especie con impactos más bien moderados, que depreda sobre otras especies y desplaza a especies nativas, llegándose a hibridar con la trucha común.
El coipú todavía no ha llegado al Parque Nacional de Ordesa, pero se encuentra en Cataluña, Guipúzcoa, Navarra y sur de Francia. Sus madrigueras socavan riberas de ríos, haciéndolas inestables, destruye la vegetación acuática al alimentarse de raíces y brotes jóvenes, dañando a una amplia gama de plantas, desde nenúfares a carrizos y espadañas.
¿Por qué en Ordesa no hay apenas especies exóticas invasoras, que sí encontramos en grandes números en otros parques de alta montaña como Sierra Nevada o Guadarrama? Tiene que ver con el tiempo: Ordesa fue uno de los primeros espacios protegidos de Europa, y esto la ha protegido a largo plazo.
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